Otra forma de jugar al Loto

Simple matemática

Simple matemática

El Loto está acumulado y tú piensas en jugar una cartilla o tal vez dos, por si acaso, pues como bien sabemos, el que no juega tiene cero posibilidades de ganar. Pero no estás convencido realmente de que vayas a acertar y, aunque la esperanza siempre está, crees que sería bastante bueno sacarse una terna, porque lo más probable es que no saques ningún punto. Bueno, tienes razón, pero no es porque tengas mala suerte, si no que son simples matemáticas (o estadísticas).

Veamos, una vez que has escogido tus seis números del Loto, la probabilidad de que los números ganadores estén entre los que no elegiste es mucho mayor a que estén entre los que sí. ¿Y por qué?, pues sencillamente porque quedaron sin escoger más números (35) que los que escogiste (6). Si fuésemos completamente racionales, volveríamos a escoger seis números, desechando los primeros, con el fin de aumentar nuestras probabilidades. Y, nuevamente, las probabilidades estarían en nuestra contra, pues habríamos escogido 6 y quedarían afuera 29. Y como las probabilidades siguen estando en nuestra contra y somos racionales, los volvemos a desechar y escogemos otros seis. A estas alturas, hemos desechado 12 números, hemos escogido 6 y quedan 23 afuera. ¿Seguimos?

Antes que lo hagamos, aceptemos que no somos racionales, y lo que sí es probable, es que cuando estemos desechando los primeros seis números estemos pensando “esos eran los ganadores” y tengamos remordimiento de conciencia por no jugarlos. Pero seamos sinceros, ¿cuántas veces has sacado 0 puntos en el Loto? Si la mayoría de las veces sacas 0 puntos, yo reconsideraría tu forma de jugar y probaría, por ejemplo, este otro método. Pero cuidado, se trata de probabilidades, y sí es posible que en algún momento deseches algún ganador, sobre todo si decides desechar muchos. Y por cierto, no cambies la forma en que escoges los números habitualmente, no vaya a ser que ahora sí elijas los ganadores a la primera.

Optimista o pesimista

Medio lleno o medio vacío

Medio lleno o medio vacío

Prácticamente todos los datos que entrega el Apostador hacen referencia a lo más y menos frecuente. Esto se justifica por lo que ya he comentado anteriormente y que tiene que ver en dos visiones al jugar basados en las estadísticas. Una es jugar en forma optimista, es decir, considerar que la tendencia actual va a seguir dándose, o que los números más frecuentes lo van a seguir siendo en el futuro, y por lo tanto los menos frecuentes seguirán saliendo poco. La otra forma de jugar es la pesimista que es opuesta a la optimista, es decir se piensa que los números que ya salieron no pueden volver a salir por lo tanto hay que apostar a los menos frecuentes.

A lo mejor puedes pensar que optimista es apostar a que salga un número que no ha salido y que pesimista es apostar que un número que recién salió vuelva a salir. OK, como casi todo en la vida depende de nuestros gustos, creencias, conocimientos, incluso estilos de vida, cómo definimos optimista y pesimista. Si no, miremos el vaso medio vacío o medio lleno.

Como sea, hay una tercera forma de jugar y esa es apostar al promedio, o sea, ni fú ni fá, ni chicha ni limoná. Esta es una forma derivada de las dos anteriores, tan válida y efectiva como las otras, es decir con pocas posibilidades de acertar a la combinación ganadora. Por que como ya se habrán dado cuenta,  entre los números sorteados casi siempre hay de todo, sobre todo imprevistos. ¿Se acuerdan del “Mulo” en la “Segunda Fundación” de Isaac Asimov? Si no lo han hecho, les recomiendo leer su trilogía Fundación.

En fin, para terminar, lo que encontrarán en las estadísticas no es una forma de ganarse el Loto si no que una forma de disminuir la cantidad de números desde donde escoger los posibles ganadores. Cuáles dejarán afuera ¿los más frecuentes, los menos, los promedio, los que llevan más tiempo sin salir o los que acaban de aparecer? Dependerá de su propia visión.

El peso de las estadísticas

Quedará en la estadística

La selección de fútbol de Chile llevaba ganados hasta ayer 10 partidos seguidos jugando en Chile, una racha inédita que pretendía seguir agrandando, sobre todo considerando que el rival era el, por estos días, modesto Bolivia. Apostar en contrario, es decir, que perdiera o empatara, era derechamente temerario atendidos el nivel futbolístico actual de cada país; sin embargo estadísticamente era bastante razonable, pues rachas tan largas son poco frecuentes, incluso en selecciones con más pergaminos que la nuestra.

Razones que expliquen por qué no se ganó pueden haber muchas, desde la mala suerte hasta que no se jugó como cuando los puntos son importantes. Convengamos que Bolivia jugó lo justo y necesario y aprovechó las dos oportunidades que tuvo para anotar. Chile por el contrario, tuvo muchas más oportunidades y de no ser por la actuación del arquero boliviano, se podría haber ganado el partido. Pero eso es historia y la estadística es la que prevalecerá.

La lección para nosotros aquí es que no importa cuál sea la naturaleza de los hechos que estamos analizando, la historia pasada (estadísticas) siempre son un elemento a considerar cuando se quiere estimar un resultado, incluso cuando tenemos algún grado de influencia en ellos, como por ejemplo en el fútbol. En el caso de Loto, y de cualquier otro juego de azar, que supone la independencia de los sucesos entre sí, esto también aplica, más aún cuando hay una gran cantidad de información.

El número 3, por ejemplo, estuvo 11 veces apareciendo en los datos del Apostador como uno de los que llevaban más tiempo sin salir, hasta que finalmente lo hizo cuando completó 22 sorteos; estadísticamente, sólo 2 veces había demorado más tiempo sin salir, por lo que era probable que saliera en cualquier momento. No podemos saber exactamente cuándo sucederá, pero al menos tenemos una aproximación. Al menos eso es lo que yo creo.

Nuestra percepción de los números

Cada uno ve lo que quiere ver

La forma en que nos relacionamos con los números tiene mucho de antojadizo y es común creer que estamos regidos por alguno en particular. A veces nos parece que algún número nos persigue, lo vemos en todas partes y sentimos que en ése momento es cuando debemos jugarlo. Pero en general, son muchas las personas que están expuestas a los mismos estímulos, y sin embargo cada una percibe un número distinto que lo atosiga. Esto tiene que ver con que sólo vemos lo que queremos ver y desechamos o ignoramos aquello que nos incomoda o disgusta.

Así pues, cuando se trata de resultados del Loto, nos parece que un número determinado o alguna pareja u otra combinación de ellos ha salido mucho últimamente, cuando en realidad sólo recordamos las veces en que efectivamente aparecieron y olvidamos el resto. Sin ir más lejos, piense cada uno qué número le parece que ha salido mucho en los últimos sorteos. ¿El 6? En realidad ha salido dos veces en los últimos cinco sorteos del Loto, pero también ha salido en la Revancha (en tres de los últimos cinco) y en el Desquite (en dos de los últimos cinco), y además han aparecido varios números terminados en 6.

El ejercicio fue realizado con un número que yo escogí, pero cada uno podría repetirlo de acuerdo a sus propias inquietudes. Más de alguno se llevará una sorpresa al constatar que lo que creía no es tan real. Así como nuestro número no es tan frecuente como creíamos, vemos que hay otro(s) que son tan o más frecuentes que el nuestro y no nos habíamos percatado. Echar una ojeada a las estadísticas es una excelente forma de confirmar cuán correctos o errados estamos.